Me pasó durante mucho tiempo, trataba de proyectar una imagen diferente de lo que yo realmente era, quizás porque no estaba contento conmigo mismo, o peor, no estaba contento con lo que tenía.
Sucedía que existían dos Oscar, el proyectado y el verdadero, el verdadero no era del todo sincero, y no podía pagarse ciertos lujos. El proyectado era un tipo “exitoso” que buscaba la mejor ropa, el nuevo y más avanzado teléfono y que visitaba con frecuencia el centro comercial.
Un día me canse y me sincere conmigo mismo y con mis seres amados, en el fondo llevaba heridas profundas que trataba de ocultar con compras, dinero y malas compañías, no iba por buen camino.
Decidí que tenía que ser transparente y admitir mis errores, si me equivocaba tenía que reconocerlo y no apoyarme en excusas baratas, necesitaba ser humilde y dejar de aparentar lo que yo no era.
Fue aterrorizante para mí.
Había vivido muchos años de apariencias, y estaba allí, vulnerable, débil, escazo de recursos pero con un corazón que empezaba a sanar, con una mejor relación conmigo mismo, con mi familia y amigos, y por supuesto con Dios.
Luego todo ha ido cayendo en su lugar, duermo tranquilo todas las noches, tengo un buena espiritualidad, tengo un matrimonio estable, una familia increíble y buenos amigos, tengo menos posesiones pero tengo más:
- Amor
- Paz Interior
- Salud
- Organización
- Productividad
- Felicidad
Y los tengo a ustedes queridas y queridos lectores que leen mis escritos todas las semanas en este blog
Pero para superarme destruí el Oscar Proyectado y me centre en mejorar el verdadero Oscar.
Si no te sientes bien contigo mismo pregúntate
¿Estoy viviendo de apariencias?
Y ahora debo entender que el camino es largo y hay que aprender, que algunos llevan disfraz, y que dentro del ser esta la realidad.
Oscar Torres – Otra Realidad
Álbum “Esencia”