Un Día Triste en la Vida de un Minimalista

30 de noviembre 9:30 pm vuelvo a casa después de un día largo y me recibe mi esposa, con voz tranquila y serena me dice que le llame a mi hermana menor y que por favor trate de controlarme, lo primero que pensé fue lo que pasó, mi tío Maximiliano que vivía al otro lado del país falleció.

Tío Maximiliano o tío Chano como le decíamos cariñosamente, fue un hombre muy especial en muchos sentidos, lucho toda su vida por salir adelante y junto a su esposa criaron cuatro hijos, y con mucho esfuerzo logro titular en la universidad a cada uno de sus hijos.

Como tío fue muy bueno, viajaba hasta nuestro hogar cruzándose el país, siempre se destacó por su trato cordial, respetuoso y cariñoso. Y cuando nosotros le visitamos, nos hacía sentir en casa, nos sacaba a todos lados y siempre la pasamos bien con él y la demás familia.

Así que al recibir tan triste noticia, me resolví en mi mente y corazón a acompañar su funeral, a hacer todo lo posible para estar ahí. Hice tres llamadas y cancele todas mis responsabilidades para el siguiente día, la gran ventaja de no depender de un jefe que solo le importes como empleado y no como ser humano, que sientes, que sufres, que lloras.

 

1 de diciembre, viajamos cuatro horas cruzándonos El Salvador de un extremo al otro. Nos reunimos con la familia para apoyarnos en este momento tan triste. Luego fue el funeral rodeado de muchas personas que conocieron y compartieron con mi tío Chano, al hacer el recorrido hacia el cementerio la calle se llenó completamente, era una multitud de gente que querían despedir a un gran hombre, darle un último adiós en medio de lágrimas.

 

Se me venía a la mente mi boda, tío Chano hizo el mismo viaje para estar conmigo, y su presencia fue uno de los mejores regalos que recibimos  con mi esposa aquel día. Lo menos que podía hacer era estar ahí para despedirle como se lo merecía con mucho respeto y admiración.

 

En el cementerio me acerque a verle y todos los buenos recuerdos pasaron en  un momento por mi mente,  luego sentí la brisa fresca en mi cara llena de lágrimas y le di gracias a Dios por haber conocido a mi tío Maximiliano y a toda mi familia, también experimenté un profundo agradecimiento por estar ahí, tan lejos de mi casa, pero tan cerca de mi familia y de mis raíces.

 

Reconozco que no todos pueden tomarse un día libre para estar con la familia en momentos como estos, pero vivir con menos, trabajar menos, y reducir los compromisos ha sido fundamental para que haya podido hacer el viaje y acompañar la familia.

 

Hasta pronto tío Chano, lo vamos a extrañar, siempre le recordaremos y si Dios lo permite nos reencontraremos pronto.

 

Si un hombre físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir? Todos los días de mi trabajo obligatorio esperaré, hasta que llegue mi relevo. Tú llamarás, y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo.

Job 14 : 14,15.