Este fin de semana sentí mucha nostalgia, reí, lloré y lo pasamos fabuloso con mi esposa, todo comenzó el jueves.
Tengo dos hermanas menores (gemelas) un hermano menor y una hermana mayor, las gemelas se graduaron de licenciatura en contaduría pública el día jueves, me tome un par de fotos ese día y el sábado mis tías junto con mi abuela paterna organizaron una pequeña cena familiar junto con algunos amigos para celebrar el triunfo de mis hermanas. No fue una comida lujosa sino más bien una comida típica de mi país El Salvador, tamales, plátano frito, crema y frijoles y una bebida de ensalada de frutas. Pero lo más importante fueron las palabras de mi padre, primero agradeció a Dios por ese logro, luego a la familia entera y algunas y algunos en especial que se dieron con ganas en el apoyo a mis hermanas. Citó algunos pasajes de nuestra historia familiar y menciono a los que faltaron; no porque estuvieran ocupados sino porque están descansando en la muerte. Se me salieron las lágrimas. Noches como esas quedan grabadas en mi mente y corazón y son los momentos que en realidad valoro.
El domingo también pude saludar y abrazar (por ironías de la vida) a otros viejos amigos, no tenía planeado visitarlos pero se dio la oportunidad y no la desaproveche, charlamos, nos pusimos al día y luego nos despedimos. “Casualmente” la noche del domingo estaba organizada una pequeña reunión social con otros amigos, recordamos algunos momentos de nuestra vida, reímos y disfrutamos de la buena compañía.
Al terminar el fin de semana sabia de que iba hablar, de mi familia y amigos; que desde mi punto de vista son lo mismo, quiero a mi familia como a mis amigos y quiero a mis amigos como si fueran mi familia.
Y es que con tanta velocidad en el mundo, muchas veces cuesta dedicar tiempo a la familia y a los amigos, triste es decirlo pero muchos viven como si no tienen amigos o familia, pasan los fines de semana trabajando mientras el tiempo pasa y se pierden momentos entrañables por ese gran proyecto del trabajo, o por ganar más dinero o por alcanzar quien sabe qué materialmente.
Yo no vivo en ese mundo.
Vivo en el mundo donde están las personas que amo, no vivo para el trabajo, tampoco para los placeres o las tecnologías que distraen de lo más importante.
Decidí simplificar mi vida para pasar tiempo con mis seres queridos, estoy disfrutando de ello, hace algunos años decidí ya no trabajar los fines de semana, es cierto que gano menos pero el tiempo que dedico a mi familia y amigos vale la pena.
Porque la familia lo vale.
Feliz Dia 🙂
Gracias por leer este blog, les aprecio mucho.