Regresé del trabajo con un buen café en la bolsa, traía también un arbolillo de limón para mi primer alumno oficial de bonsái, mi esposa ha salido por cierto compromiso, así que me encontré solo en casa, puse una taza de agua en la cocina y surgió la idea de escribir esta entrada.

Me gusta de vez en cuando pasar momentos de soledad para meditar en mi vida, tomarme u cafecito y sonreír conmigo mismo.

No hay nada que me robe la paz interior que llevo, mi vida es simple; en ella se encuentran las cosas que valen la pena, mi espiritualidad, también papel y lápiz me acompañan para escribir mi segundo libro que será de ciencia ficción, no será posible que hable de él hasta el mes de octubre, entonces sabrán porqué. Tambien doy clases de guitarra todas las semanas y empezare a enseñar bonsái (mi primera experiencia), quizás no sea un master en lo que hago pero realmente lo disfruto.

Si no hubiese simplificado mi vida, estaría haciendo horas extra en una solitaria oficina, mientras mi vida y la de mi familia y amigos pasan de largo. Por ejemplo el sábado disfrutamos con unos 40 amigos una velada sensacional con actividades buenísimas  y pude deleitarlos un poco con  mi guitarra.

Realmente recomiendo a cualquiera a que analice su situación y piense si hay algo que no está trayendo paz y felicidad a su vida o a la vida de otras personas y piense en dejar ir esa situación, tarea, objeto o compromiso. No vale la pena sufrir por algo que no nos importa.

Me despido diciéndoles queridos lectores, que una vida sencilla tiene la gran ventaja de encontrar a la persona que eres en realidad, y es entonces cuando sabes dónde estas y hasta donde puedes llegar.

Les aprecio mucho.

Feliz Dia 🙂