Sucede que el vecino cambio de auto y ahora lleva uno “nuevo”, la compañera lleva unos zapatos de diseñador que se ven fabulosos y para colmo te llama el primo para comentarte que se va en un crucero de vacaciones con todo incluido. Cada uno de ellos casi salta de felicidad al mostrar sus nuevas adquisiones pero tengo algo que comentarte al respecto.
Es normal que algunas de las cosas que vemos a nuestro alrededor nos llamen la atención, sobre todo si parece que es algo que todos quieren tener, o algo que nos atrae visualmente. Sin embargo lo cierto es que no todo lo que brilla es oro, y lo que pareciera que hace feliz a una persona tal vez no te haga feliz a ti.
Y es que la felicidad es personal, muy pero muy personal. Pero de algo estoy seguro, la felicidad la llevas dentro de ti y nunca serás feliz adquiriendo más cosas, debido a que siempre querrás más y más y más y después querrás más mientras la felicidad se te escapa.
Primero debes ser feliz contigo mismo, sentirte lleno por dentro, para sentirte feliz con lo que te rodea sea mucho o poco.
Quiero agregar además un detalle interesante, tu y yo no sabemos en qué condiciones llegan las posesiones a quienes nos rodean, algunos han trabajado duro meses o incluso años sacrificando quien sabe qué, otros (la gran mayoría) solicitan un préstamo para adquirir eso que según los hará “felices por siempre”. Lamentablemente sus caras no sonríen cuando llega a fin de mes y recuerdan el enorme descuento de la hipoteca en su sueldo, o cuando aparecen en el buzón los estados de cuenta de las diferentes tarjetas sobregiradas y con un saldo que solo de pensarlo te quita el sueño.
Conócete a ti mismo, simplifica tu vida y la felicidad llegará.
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Feliz Día 🙂
Foto: Marcela Escandell