Hace unos minutos murió uno de los mejores comediantes de la historia, Roberto Gómez Bolaños, todos sus personajes fueron muy divertidos, El Doctor Chapatin, El Chompiras, El Chapulin y otros más, pero hay uno que nos puede dar un par de lecciones enormes.

EL Chavo del 8.

El Chavo vivía en un vecindad pobre, pero era muy feliz, a veces pasaba hambre o era maltratado, como en el episodio donde lo acusan de ladrón, pero seguía en la vecindad perdonando a sus acusadores.

Todo lo que esperaba de la vida era una torta de jamón y cuando la obtenía se ponía muy contento, ahí adentro de su barril solito en el patio de la vecindad.

Siempre le pegaba al señor barriga y se excusaba “Fue sin querer queriendo”, nunca fue bueno en el estudio y sacaba de sus casillas al profesor Jirafales.

Su amiga de toda la vida “la chilindrina” siempre trataba de aprovecharse del pobre, pero eso a él no le daba importancia, era su amiga y estaba ahí para perdonarla.

Con Ron Damon era otra cosa, siempre comprometiéndolo con doña Florinda y esta terminaba con una cachetada en cara de Ron Damon para irse luego a tomar “una tacita de café” con Jirafales.

Kiko tan egoísta, creído y vanidoso siempre se paseaba con sus juguetes frente al chavito, pero al final no se veía tan feliz como el Chavo.

El Chavo no buscaba grandes cosas.

El Chavo sabía perdonar.

El Chavo era Grande por ser humilde.

EL Chavo se divertía con una pelota vieja.

El Chavo era feliz con poco.

Hasta pronto Chavito… te extrañaremos en la vecindad.